...y aún siento tus pies que bailaban jazz, tus cuentos, tu voz apasionada por los enigmas del universo, la letra viva de tus anotaciones en mis libros. Te extraño, te recuerdo, e ilusa, escribo creyendo que podré leerte aquello que mis manos trazan en el papel al pensarte.
En cada rincón del jardín lloran las luciérnagas tu partida.
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